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Per Aspera ad Astra: El 23 de Marzo de 1978

  • Writer: misha pless
    misha pless
  • Jan 14, 2020
  • 4 min read

Updated: Aug 20, 2021

Per Aspera ad Astra, "Hacia las estrellas con dificultad". Per Aspera ad Astra: la descripción titular de la promoción del año 1978 del Instituto Americano, Cochabamba, Bolivia. El día que cambió la historia de muchos.


Cada uno recuerda ese día a su manera. Es así como lo recuerdo yo.

Era un día como cualquier otro, cálido, una jornada no común, del a veces soleado mes de Marzo en Cochabamba, Bolivia. Los detalles que anteceden el terrible hecho quedan suspendidos en una amnesia incómoda, quizás necesaria.

Era el Día del Mar, como se conoce esa fecha en Bolivia, el día en el que se recuerda la pérdida del litoral boliviano tras la llamada Guerra del Pacífico, la tragedia del año 1879 en la que Bolivia perdió el acceso al mar. Noventa y nueve años habían transcurrido desde tal hecatombe que marcó a la nación boliviana.

Normalmente por la mañana, en esa fecha, se desfila por las calles en uniforme escolar, se desfila por las avenidas de la ciudad, se cantan himnos patrióticos, protestando por la pérdida del mar boliviano, se recuerda aquel día fatídico que cambió la historia de Bolivia y que dejó una huella tan profunda en la conciencia colectiva nacional. Discursos. Banderas. Desfiles. Estandartes. Himnos. El deseo de volver al mar. Ese día, sin embargo, precisamente esa misma fecha, cambió también la historia de muchos, de una manera que algunos prefieren no recordar y otros recuerdan con terror.

Los recuerdos del curso del día quedan suspendidos en un amalgama de sensaciones. Algunas felices, otras espantosas. Seguramente los detalles lo conocen otros que vivieron la experiencia de una forma mucho más presente. Lo que sí recuerdo es que la clase de mi amada hermana Francis organizaba un viaje a la región tropical del Chapare, a dos horas de Cochabamba de viaje en auto, llevando materiales escolares a un colegio de escasos recursos a una región, en esa época, de lento desarrollo. Un autobús esperaba a los jóvenes que 8 meses después recibirían su título de bachillerato del colegio Instituto Americano. Era uno de los varios viajes que se habían planeado durante ese año para celebrar la conclusión de los estudios secundarios.  Sonrisas, guitarras, mochilas, besos, abrazos. Esas imágenes las recuerdo nítidamente ya que yo presencié el abordaje de los estudiantes al bus que llevaría a mi hermana y sus compañeros en ese, supuestamente divertido, viaje a la selva tropical del Chapare. Entre ellos, algunas parejas, amistades profundas, forjadas a lo largo de doce años de estudio en común, una estudiante americana de intercambio. Un tono familiar, de amistad pura, que se daba en particular en un lugar como Cochabamba y que es muy inusual en otras esquinas del mundo, reinaba en el trajín de las sonrisas y abrazos.

Ese día viajé también yo al Chapare, mismo destino, pero con amigos de mi clase, y en vez de tomar ese mismo bus, nos adelantamos viajando a dedo en un camión de carga.

Qué es lo que exactamente llevó al bus y al conductor a perder los frenos, es difícil entender. un acto de irresponsabilidad idiota e imperdonable. El accidente ocurrió en el tramo de la carretera entre Corani y Chapare. A medida que la carretera baja de las altitudes andinas de más de tres mil metros de altura a la región tropical pre-amazónica, la carretera serpentea por regiones cada vez más bajas y tropicales. Es una vía que va en descenso constante.


Se dijo que el chofer usó los frenos en vez de usar otras formas inteligentes y más seguras de reducir la velocidad en descenso. Lo que sí, mi hermana recuerda, es el desagradable olor a frenos quemados que se dió durante un largo trecho. Luego comenzó un vertiginoso e incontrolado frenesí, el autobús descendiendo inexorablemente sin frenos, que terminó con el bus estrellándose en una ladera y luego rodando quedó recostado sobre su costado. El hecho que no haya terminado en un barranco y en una tragedia aún más horrible, es un milagro.  

Era por la tarde, el sol no se había puesto todavía. Siete muertos. Muchos heridos. El día que cambió la historia de muchos: 23 de Marzo de 1978. El día del mar...de lagrimas

Lo que siguió fue el horror que persigue a muchas familias aún hoy, 42 años después.

A mis padres les informaron que el bus había tenido un grave accidente y que habían estudiantes que habrían perdido la vida , incluída - posiblemente - mi hermana. Mi madre, de nervios algo débiles, y mi padre, tomaron su coche y prácticamente volaron al lugar del accidente, con el corazón pesado, destrozados. Allí, en el infame lugar del hecho, llegaron a presenciar una escena escalofriante, cuyos detalles me los transmitieron luego y los cuales prefiero olvidar.

Lo que siguió para muchos fue un calvario, el haber perdido hijos, seres amados. Esa pérdida no se recupera nunca más.

Para mi amada hermana ese fue el comienzo de años de procesos difíciles, dadas las heridas múltiples en varias partes del cuerpo. Operaciones en la pierna, en dos países para encontrar soluciones, reconstrucciones, más operaciones, fragmentos de vidrio retenidos en el cuerpo.


Al día de hoy sus cicatrices son el recuerdo del dolor y la tristeza de ese día, que hubiese podido terminar en alegría y confraternidad, solidaridad y convivencia, pero sucedió todo lo contrario, una tragedia.

Ese día fue el inicio de una serie de años posteriores de tristeza para mi madre, quien nunca pudo recuperarse del estremecedor shock. Depresión, sentimientos de culpabilidad, temor a la tragedia, temor a los viajes, todas esas sensaciones la persiguieron de tanto en tanto por el resto de su vida. Otros, quizás con más resiliencia, pudieron sobrellevar la tragedia. Otros no. Aparentemente el padre de una de las víctimas tuvo un accidente de automóvil no muy lejos, o en el mismo lugar en el que su hijo perdió la vida en el accidente de 1978, y donde también él perdió la suya.




Recordando a los alumnos de la Promoción "Per Aspera ad Astra" del colegio Instituto Americano 1978 que perdieron la vida.

In memoriam:

Osvaldo Angulo Beatriz Barrientos Carlos Datzer Edwin Daza Miguel Ángel Luizaga Carmen Porro

Lynn Stafford


Gracias a Francis Pless por ser co-autora de este recuerdo

 
 
 

2 comentários


Roberto Dominguez
Roberto Dominguez
14 de jan. de 2020

Misha, pocos meses antes del fatídico 23 de Marzo regresamos todos los Dominguez a la Argentina, salvo Jorge, el mayor de los hermanos que para completar su papeleo universitario quedo unos meses más en la querida Cochabamba en casa de los amigos Pereyra Reynolds. Desprenderse de una vida tan gratificante, de amigos tan entrañables, de una tierra maravillosamente cálida fue un gran sacrificio para toda la familia. Dejar el Amerinst y casa sonrisa y abrazo de los compañeros, por no se sabia por cuanto tiempo, era muy doloroso para mi. Pero perder para siempre a alguno de mis inseparables amigos como el Miki Luizaga no estaba verdaderamente en los planes. Y Francis, la hermosa hermana tuya, orgullo deportivo de t…

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Regina Rozenman
Regina Rozenman
14 de jan. de 2020

Querido Misha, es un recuerdo que duele y que forjó nuestras vidas. Probablemente nos cambio el rumbo a varios y obviamente la manera de ver la vida, ya que nos encontrábamos al borde de comenzar a forjar nuestros futuros, es indescriptible poder describir el sentimiento que quedó después de este trágico día. Yo fui de los pocos que no tomamos ese autobús ... a mi me dio miedo verlo tan lleno y decidí ir con mis padres, junto a un par de compañeras. La noticia me llego con una llamada telefónica a mi casa, la cual yo misma contesté, y era una amiga de mi madre preguntando por mí y como me encontraba... fue fatídico, mi cerebro no comprendía lo…

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